Creo que fue una mañana supongo que luminosa del mes de Junio de 1983, tomé el tren hacia El Puerto de Santa María y tras atravesar el paseo de las palmeras continué esa calle hasta llegar a un establecimiento de discos, (de vinilo si). Buscaba un disco en particular, era el primer disco de un nuevo cantautor llamado Javier Ruibal.
Lo había escuchado por primera vez en Radio Puerto FM, ya desaparecida, y como siempre en mi, guiado por impulsos e intuiciones me acerqué a comprarlo en el único sitio donde al parecer lo vendían. Aún lo tengo como quién conserva un regalo de su infancia.
En la portada un Ruibal joven y barbudo, parece posar algo forzado. Entre ese Javier y el que se presenta actualmente en los escenarios con una imagen sosegada, pulcra y de mirada limpia, apenas hay diferencia en lo artístico, las propias del aprendizaje vital, pero sigue existiendo en su música la misma poesía,las mismas raíces, el mismo sentimiento y el mismo alma.
Desde entonces, y disco tras disco, mi admiración por Ruibal solo ha hecho aumentar, intentar explicar que tiene este artista que para mi lo hace único, es complicado, puede que este post sea el primero que hubiera querido incluir en mi blog pero me es ciertamente difícil expresarlo en su justa medida.
Ruibal es el sur, nacido en nuestra bahía rezuma por lo que escribe y canta todo lo que nosotros, los demás, no sabemos expresar, al menos de una manera tan poética y hermosa, así se percibe en su música, el rumor de las olas de ese mar omnipresente, el olor de calles y sus gentes, el color de sus sonidos y sobre todo la claridad de su luz.
"Ay que me importa a mi el levante,
si nos vamos por la orilla,
yo vivo el sueño del navegante,
y sueño que te llevo la sombrilla"
(Toito cai lo traigo andao)
Impregnado genéticamente, como todos sus paisanos, de estas sensaciones y dotado por la naturaleza de una capacidad asombrosa de poetizarlos y musicarlos, el sur del sur está en todas y cada una de sus canciones, aunque hable de un gitano en Nueva York, de una bailarina en Paris, Estambul, Lisboa o La Habana.
Ruibal es único; he escuchado odiosas comparaciones de quienes no le conocen con diversos artistas españoles, andaluces, vivos y muertos, incluso del género de la copla pero ninguno puede acertar, Javier es único porque escribe "mirando" al mar y la tierra que le rodea, "escuchando" al hombre y la sociedad que lo acoge y “sintiendo” el pálpito de lo que se mueve en su pecho.
Ruibal es comprometido, no limita su verso al halago amoroso, en el que es maestro, o la sonora visualidad de su imaginación, percibe el sufrimiento el dolor y la injusticia y plasma sobre sus letras y en sus metáforas la agonía de un mundo insolidario y cruel con los que mas necesitan su apoyo.
"Ay Pelao, que sofocón,
que me ido sin despedirme
y te he roto el corazón"
(Ay, Pelao)
"Yo digo que el amor no avisa,
sube a ese tren que no espera
la vida pasa tan deprisa,
ahi afuera"
(Padre coraje)
Fiel a sus ideas dice Ruibal en un video mientras pasea por la playa de la Puntilla, “Creo que estoy donde debería estar y donde, de alguna forma, lo que hago cobra mas sentido”, “estoy donde quiero y debo estar”. Hay que agradecer a este gaditano del alma que ejerza de ello y lo muestre como artesano al resto del mundo sin dejar sus raíces, porque tal vez como otros, emigrar a otras tierras mas frías y menos saladas le habría reportado mas fama y mas dinero a cambio de perder parte de su identidad.
“De todo lo que besé
no doy beso por perdido.
Pa’ que me vuelva a morder
con la locura de ayer
tu boca contra el olvido.
guardo un beso de reserva
para rodar por la hierba
cuando te vengas conmigo.”
(Para llevarte a vivir)
“Noche.
Verde caracol, la luna.
Sobre todas las terrazas,
blancas doncellas desnudas.”
(Sueño de R. Alberti)
Finalmente, Ruibal es amor, difícilmente puede expresarse desde nuestra manera de ser, siempre el sur del sur, la inmensidad del amor, la grandeza de su sufrimiento y la tragedia de su pérdida. Las mujeres que pueblan sus canciones (Carmen, Aurora, Sara, La bella de Lisboa...) son seres pasionales y frágiles que provocan en los que las rodean, tormentosas pasiones a su paso y hermosos cantos de amor.
" Ay, Ay Aurora,
el tiempo nunca pasó por ti,
yo sigo ardiendo
en la misma llama"
"Suspirabas por el puente,
como duele de repente
todo lo que tiene que acabar"
(Aurora)
Aunque nunca me creí mitómano quiero que quede claro mi fascinación por todo lo que sale de la mente y la guitarra de este trozo de nuestro sur, siempre he imaginado la diferencia entre veneración y admiración como algo que me permitiría tomar café con Javier sin que ni él, ni yo sintiéramos la incomodidad del desconocimiento, espero que esto un día ocurra para poder llevar mi vinilo y un rotulador, hasta entonces solo desearle que siga mirando al mar y escuchando su corazón porque para escuchar lo que nos dice su boca ya estamos los que tanto le apreciamos.
Es cierto...es magnifico.
ResponderEliminarGracias por descubrirmelo...y...gracias por todo...
Un beso
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar