Aprovechando el fin de semana, y la necesidad de escapar, he estado en Zahara de la Sierra, coincidía la fiesta del Corpus Christi y era buen momento para hacerlo. De la belleza de este pueblo de la serranía de Cádiz escribiré en otra ocasión, porque la belleza perdura y hasta aumenta, de la tradición del Corpus en este pequeño pueblo os hablaré ahora.
“Hay tres días en el año que relucen más que el sol: Viernes Santo, Corpus Christi y el día de la Asunción”, eso al menos dice el refrán y el de hoy ha sido, además de reluciente, asfixiante y abrasador.
No es que yo sea dado a estos actos católicos, pero la tradición data de 1483 y es interesante, lo cierto es que Zahara se trasforma para la fiesta mas importante de la villa, sus calles que durante todo el año se muestran empinadas y enmarcadas de casas blancas, se tornan en un frondoso pasillo en el que paredes y suelo son cubiertos por ramas de arboles y juncia que tiñen de verde la blancura de las paredes.
Para esta transformación se presta todo el pueblo que, de madrugada forran sus paredes y calles de tan pintoresca forma, cuelgan sus mejores mantones y colchas y visten altares con vírgenes y santos al paso de la comitiva. Así acostarse el sábado con un pueblo blanco y levantarse el domingo en una selva es un shock, os dejo un serie de fotos de antes y después y durante la procesión.






Saludos Okawango